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Una escuela coránica femenina de la provincia de Konya, en la región de Anatolia Central, explotó la pasada madrugada a causa de una explosión de gas.
La cifra de muertos por el derrumbe ha aumentado a 18, después de que los equipos de rescate recuperaran en la noche del viernes al sábado el cadáver de otra de las alumnas del internado, según han informado medios turcos. Los equipos de rescate habían abandonado las labores de desescombro después de rescatar 17 cadáveres, pero las reaunudaron para buscar nuevas víctimas porque una familia echaba de menos a su hija.
El incidente desencadenado por la explosión de gas en un dormitorio hirió también a 27 alumnas del internado y causó el colapso parcial del edificio de tres plantas ubicado cerca de la localidad de Balcilar, en la provincia de Konya.
«Estaba con cinco amigas en la parte que había quedado en pie del edificio. Sentíamos muy cerca el fuego que venía de la planta baja. Cuando abrimos la puerta, vimos que la mitad de la casa se había derrumbado y que sólo nuestra parte se mantenía en pie. Dos trozos de madera me cayeron encima. Empecé a gritar pidiendo ayuda y me rescataron». M. A., de 12 años, aún sobrecogida por la impresión intentaba relatar la trágica experiencia padecida en plena madrugada. Y afortunadamente podía hacerlo sin apenas sufrir daños.
Abdulbaki Acet, alcalde de Taskent, población situada a 20 kilómetros de la residencia, corroboró que el hundimiento del edificio de tres pisos fue debido a un escape de gas. Acet explicó también que unas cincuenta niñas, de edades entre los ocho y los dieciséis años, dormían en la residencia que se derrumbó hacia las tres de la madrugada.
Las menores habían sido enviadas a esta "madrasa" de verano, propiedad de una fundación religiosa privada, para recibir cursos sobre religión musulmana, similares a las catequesis católicas.
«Nos despertamos a primera hora de la mañana para rezar. Yo bajé a hacer mis abluciones. Desde el piso de arriba llegaba un ruido como de susurros fuertes. Dos profesoras y yo entramos en la cocina y una dijo "ha salido algo de gas de la cocina"», explicó M. A.
Con voz entrecortada también relató: «Las profesoras me dijeron que cerrase la puerta de la cocina. Nadie estaba asustado y de hecho todas volvieron a la cama. Después de que subiese al piso de arriba, comenzó a llegar un olor a gas de los dormitorios de abajo y en seguida se produjo una explosión muy violenta».
Equipo especializado
Dado que Taskent está situada a unos 160 kilómetros de la capital de la provincia, Konya, y que el edificio de cursos de Corán se encontraba en un área remota, las ambulancias tardaron bastante tiempo en llegar. Efectivos de la Gendarmería, el cuerpo encargado de vigilar las zonas rurales, se unieron al trabajo de los vecinos para sacar a las niñas de entre los escombros y lograron liberar a once antes de que llegasen los equipos de asistencia. Para ayudar en la búsqueda de supervivientes se movilizó a un equipo especializado de treinta agentes y cuatro helicópteros del Ejército. Las menores y el personal de la residencia heridos fueron trasladados a los hospitales de la región; cinco de ellos se encuentran en estado grave.
Además, entre cinco y diez personas más permanecían atrapadas entre las ruinas más difíciles de apartar. El gobernador de la provincia, Osman Aydın, afirmó que los equipos de salvamento consiguieron contactar con tres personas vivas que habían quedado sepultadas y se consiguió rescatar a una de ellas.
Hasta el lugar del siniestro se desplazó de inmediato el primer ministro, Recep Tayyıp Erdoğan, además de los titulares del Interior, de Estado para la Familia y el ministro de Salud, quienes presentaron sus condolencias a los desconsolados familiares de las víctimas.
La cifra de muertos por el derrumbe ha aumentado a 18, después de que los equipos de rescate recuperaran en la noche del viernes al sábado el cadáver de otra de las alumnas del internado, según han informado medios turcos. Los equipos de rescate habían abandonado las labores de desescombro después de rescatar 17 cadáveres, pero las reaunudaron para buscar nuevas víctimas porque una familia echaba de menos a su hija.
El incidente desencadenado por la explosión de gas en un dormitorio hirió también a 27 alumnas del internado y causó el colapso parcial del edificio de tres plantas ubicado cerca de la localidad de Balcilar, en la provincia de Konya.
«Estaba con cinco amigas en la parte que había quedado en pie del edificio. Sentíamos muy cerca el fuego que venía de la planta baja. Cuando abrimos la puerta, vimos que la mitad de la casa se había derrumbado y que sólo nuestra parte se mantenía en pie. Dos trozos de madera me cayeron encima. Empecé a gritar pidiendo ayuda y me rescataron». M. A., de 12 años, aún sobrecogida por la impresión intentaba relatar la trágica experiencia padecida en plena madrugada. Y afortunadamente podía hacerlo sin apenas sufrir daños.
Abdulbaki Acet, alcalde de Taskent, población situada a 20 kilómetros de la residencia, corroboró que el hundimiento del edificio de tres pisos fue debido a un escape de gas. Acet explicó también que unas cincuenta niñas, de edades entre los ocho y los dieciséis años, dormían en la residencia que se derrumbó hacia las tres de la madrugada.
Las menores habían sido enviadas a esta "madrasa" de verano, propiedad de una fundación religiosa privada, para recibir cursos sobre religión musulmana, similares a las catequesis católicas.
«Nos despertamos a primera hora de la mañana para rezar. Yo bajé a hacer mis abluciones. Desde el piso de arriba llegaba un ruido como de susurros fuertes. Dos profesoras y yo entramos en la cocina y una dijo "ha salido algo de gas de la cocina"», explicó M. A.
Con voz entrecortada también relató: «Las profesoras me dijeron que cerrase la puerta de la cocina. Nadie estaba asustado y de hecho todas volvieron a la cama. Después de que subiese al piso de arriba, comenzó a llegar un olor a gas de los dormitorios de abajo y en seguida se produjo una explosión muy violenta».
Equipo especializado
Dado que Taskent está situada a unos 160 kilómetros de la capital de la provincia, Konya, y que el edificio de cursos de Corán se encontraba en un área remota, las ambulancias tardaron bastante tiempo en llegar. Efectivos de la Gendarmería, el cuerpo encargado de vigilar las zonas rurales, se unieron al trabajo de los vecinos para sacar a las niñas de entre los escombros y lograron liberar a once antes de que llegasen los equipos de asistencia. Para ayudar en la búsqueda de supervivientes se movilizó a un equipo especializado de treinta agentes y cuatro helicópteros del Ejército. Las menores y el personal de la residencia heridos fueron trasladados a los hospitales de la región; cinco de ellos se encuentran en estado grave.
Además, entre cinco y diez personas más permanecían atrapadas entre las ruinas más difíciles de apartar. El gobernador de la provincia, Osman Aydın, afirmó que los equipos de salvamento consiguieron contactar con tres personas vivas que habían quedado sepultadas y se consiguió rescatar a una de ellas.
Hasta el lugar del siniestro se desplazó de inmediato el primer ministro, Recep Tayyıp Erdoğan, además de los titulares del Interior, de Estado para la Familia y el ministro de Salud, quienes presentaron sus condolencias a los desconsolados familiares de las víctimas.
La residencia, propiedad de una fundación religiosa privada, no estaba registrada en la Dirección de Asuntos Religiosos del Estado, así que se sospecha que ejercía sus actividades ilegalmente, por lo que el Ministerio de Educación abrió ayer una investigación sobre la eventual responsabilidad civil de la fundación en el accidente. Según declararon los habitantes de la región a las televisiones turcas, habría estado impartiendo cursos de manera ilegal durante 17 años. "Eso sí que es ser pecador, un gran pecador", exclamó, furioso, el presentador de las noticias de NTV, Oguz Haksever, en referencia a la fundación propietaria del edificio siniestrado.
Noticia extraída de La Verdad y La Voz de Asturias.
Noticia extraída de La Verdad y La Voz de Asturias.
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